Desde un punto de vista pericial en las agresiones sexuales es necesario evaluar a la víctima sobre todo por las posibles secuelas. En algunas ocasiones también puede ser necesario la evaluación del perpetrador, especialmente si tienen antecedentes de conductas similares con vistas a una posible gestión de riesgos.
En estos casos es habitual la existencia de secuelas traumáticas graves, y el diagnóstico de trastorno de estrés postraumático es bastante frecuente. En estos casos es importante dilucidar si esta secuela va a ser permanente, y cómo repercute en su funcionamiento a diferentes niveles (social, familiar, sexual, de pareja, etc)
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