Thomas Insel fue el Director del National Institute of mental Health, una prestigiosa institución del gobierno americano que reparte una gran cantidad de dinero para proyectos de investigación. En los trece años (hasta 2015) en que estuvo al frente la financiación del NIMH alcanzó los 20.000 millones de dólares. Recientemente acaba de publicar un libro titulado "Healing: Our Path From Mental Illness to Mental Health". Y en relación con esto se publica en el New York Times una entrevista con él.
Insel cuenta que al final de su mandato recibieron en el NIMH a una delegación de una asociación de familiares de pacientes. Allí les hicieron una presentación sobre los notables avances que ha tenido la neurociencia. Y el visitante le respondió "Tengo un hijo de 23 años diagnosticado de esquizofrenia, y mi casa está en llamas, y usted me habla de la química de la pintura ¿puede usted hacer algo para apagar ese incendio?". Insel describe esta anécdota como una "epifanía" en la que se dio cuenta de que la investigación que realizaban no conseguía aliviar el sufrimiento de millones de americanos con enfermedades mentales graves.
Esta anécdota lleva a Insel a reflexionar sobre cuánto del conocimiento neurocientífico que se ha generado tiene realmente una aplicación práctica. Reconoce que durante su mandato adjudicó muchos proyectos de investigación a las ciencias básicas, y piensa que podría haber financiado algo más la investigación clínica. Su énfasis en la investigación básica se basaba en la esperanza en que, en poco tiempo, el conocimiento adquirido tendría una aplicación práctica en los problemas clínicos de los pacientes psiquiátricos. Algo que no se ha cumplido.
Su crítica se centra en el excesivo énfasis que puso en la investigación genética aplicada a las enfermedades mentales. Considera que el papel que juegan los genes en el origen de la esquizofrenia y el trastorno bipolar es muy complejo. Hay muchos genes que aportan algo de riesgo a la enfermedad, pero la cantidad de riesgo es muy pequeña. Insel afirma:
"Cada una de esas variantes que se han descubierto solo representa una pequeña cantidad de riesgo, por lo que en conjunto, probablemente sean significativas, pero hay que juntar cien de ellas”, dijo. “Entonces comenzamos a hacer estudios cada vez más grandes para encontrar efectos cada vez más pequeños”.
El ex-Director del NIMH cree que no fue un error invertir tanto dinero en la investigación genética, aunque reconoce que está decepcionado con el retorno de la inversión que se ha obtenido, al considerarlo escaso.
Insel abandonó el NIMH en 2015, y su sustituto -Joshua Gordon- no tiene una visión tan pesimista, y considera que se han obtenido avances que tienen aplicación clínica como la ketamina y la brexanolona.
Donde Insel es realmente crítico es en la situación actual de la atención al enfermo mental en Estados Unidos. Afirma, sin ambages, que la atención psiquiátrica estaba mejor hace 20 años que ahora, y que se siente decepcionado al ver la situación de abandono en que están muchos enfermos mentales.
En mi opinión está claro que la ciencia es el único camino posible para aliviar el sufrimiento de la enfermedad mental. Sin embargo, hay que tener en cuenta el estado actual del conocimiento científico y su aplicabilidad clínica. Muchas veces el rendimiento que obtenemos es escaso, y hay que ser conscientes de ello y decidir en consecuencia.
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