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Crítica del negacionismo de la enfermedad mental (1 de 2)

Pinel ordenando retirar las cadenas a una mujer ingresada en un manicomio
Pinel ordenando retirar las cadenas a una mujer ingresada en un manicomio

Recientemente se ha producido un debate a raíz de una intervención de una psicóloga en un programa de Televisión Española en la que criticaba abiertamente la práctica psiquiátrica. Las afirmaciones de esta presunta profesional ha provocado una respuesta contundente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM). Son frecuentes las críticas a mi profesión por parte de diferentes colectivos, y por motivos diferentes


Por ello me ha parecido que era necesario escribir dos posts, uno dedicado al negacionismo de la enfermedad mental, y otro dedicado a analizar críticamente a los denominados psiquiatras críticos, y a algunos profesionales de la salud mental. Este es el primero de estos dos posts (ver el segundo). Aplaudo la respuesta valiente de la SEPSM, organización de la que me honro en pertenecer.

Definición del negacionismo de la enfermedad mental

El negacionismo de la enfermedad mental es una postura que cuestiona la realidad, la naturaleza o la validez de las enfermedades mentales y la Psiquiatría como disciplina médica. No se trata simplemente de escepticismo, sino de una oposición activa a la idea de que las enfermedades mentales son enfermedades legítimas. Esta negación puede manifestarse de varias maneras:


  • Negación de la existencia: algunos argumentan que las enfermedades mentales no son reales, sino construcciones sociales o culturales.

  • Negación de la base biológica: otros cuestionan que las enfermedades mentales tengan una base biológica real, alegando que son producto de problemas sociales o psicológicos.

  • Negación de la validez de los diagnósticos: algunos no niegan la existencia de malestar psicológico, pero cuestionan la validez de las categorías diagnósticas y las prácticas de tratamiento psiquiátrico.

  • Crítica a la Psiquiatría como institución: finalmente, otros critican el poder y la influencia de la Psiquiatría como institución, argumentando que se ha convertido en una herramienta de control social.


Origen

El negacionismo de la enfermedad mental tiene raíces históricas y sociales, y se nutre de varias fuentes:


La Antipsiquiatría: Este movimiento de los años 60 y 70 argumentaba que la enfermedad mental es un mito, una forma de control social y que los tratamientos psiquiátricos son a menudo dañinos. Figuras clave como Thomas Szasz y R.D. Laing desafiaron la autoridad de la Psiquiatría. Para la Antipsiquiatría, la Psiquiatría se basa en la dominación del paciente por el médico, lo que se convierte en un concurso de voluntades, donde el médico busca someter al paciente.


El movimiento de supervivientes de la Psiquiatría: Este movimiento surgió de las experiencias de abuso psiquiátrico de algunos expacientes. Los supervivientes se organizaron para luchar por sus derechos, denunciar el estigma y la discriminación, y promover servicios dirigidos por pares. Este movimiento ha tenido una influencia significativa en la reforma de la atención de salud mental, promoviendo la autonomía, el empoderamiento y la recuperación. La obra de Judi Chamberlin, On Our Own: Patient Controlled Alternatives to the Mental Health System (1978), se convirtió en un texto clave para sus seguidores. Este movimiento prefiere el término "superviviente" al de "usuario" ya que se considera que las personas que han pasado por el sistema psiquiátrico, han sobrevivido a las prácticas y tratamientos de la Psiquiatría. Este movimiento se opone al modelo biomédico de la Psiquiatría y tiene una larga historia, con precursores desde el siglo XVII, aunque fueron considerados extremistas y no se les concedió credibilidad.


Los estudios locos: este campo académico, interdisciplinario, se centra en las experiencias de las personas etiquetadas como "locas" y critica las construcciones sociales y culturales de la "locura". Los estudios locos se nutren de otras disciplinas académicas como los estudios de la mujer, estudios indígenas, estudios queer, antropología psicológica y etnografía. Este campo surgió, en parte, como respuesta al concepto de "recuperación" que, según los expertos en estudios locos, ha sido "cooptado" por los sistemas de atención a la salud mental. Richard A. Ingram es reconocido como el primero en utilizar la expresión "Estudios Locos" en 2008. Los estudios locos tienen un enfoque de investigación en la "construcción social de la enfermedad mental, la imposición de la norma social desde el estado y la medicina, las connivencias con la industria farmacéutica y asociaciones psiquiátricas profesionales, la vinculación entre ecocidio y malestar mental, la psiquiatrización de "animales no humanos", la representación de la locura en los medios de comunicación, la historia del movimiento de supervivientes de la Psiquiatría y la percepción entre la comunidad científica, médica y ciudadanía en general de los tratamientos psiquiátricos".


Argumentos centrales del negacionismo de la enfermedad mental

Los argumentos centrales de quienes niegan la enfermedad mental pueden resumirse en los siguientes puntos:


La enfermedad mental como construcción social: los negacionistas argumentan que los diagnósticos psiquiátricos no son objetivos, sino que se basan en juicios subjetivos y normas sociales. Cuestionan la validez de las categorías diagnósticas, argumentando que estas no reflejan entidades biológicas reales, sino que son categorías construidas socialmente para controlar a las personas que se desvían de la norma.


Crítica al modelo médico: critican la aplicación del modelo médico a la salud mental, alegando que este reduce la complejidad de la experiencia humana a simples desequilibrios biológicos. Rechazan la idea de que los problemas psicológicos puedan ser tratados exclusivamente con fármacos, ya que consideran que estos solo enmascaran los síntomas y no abordan las causas subyacentes.


Estigma y poder de la Psiquiatría: los negacionistas critican el poder de la Psiquiatría para imponer diagnósticos y tratamientos, así como el estigma que conlleva ser etiquetado como "enfermo mental". Denuncian que la Psiquiatría se ha convertido en una herramienta de control social y político, donde se utiliza la etiqueta de "enfermo mental" para silenciar a las personas que desafían el statu quo. La Psiquiatría, en este sentido, se ha encargado de hacer del médico un "maestro de la locura", cuyo poder reside en la capacidad de ejercer su voluntad sobre el paciente.


Influencia de la industria farmacéutica: cuestionan la relación entre la Psiquiatría y la industria farmacéutica, argumentando que los intereses comerciales influyen en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades mentales. Critican la sobremedicación y la promoción de enfermedades para vender fármacos, lo que consideran una forma de medicalización de la vida cotidiana.


Ineficacia y efectos adversos de los tratamientos: señalan la falta de evidencia científica sólida sobre la eficacia de muchos tratamientos psiquiátricos, especialmente los fármacos psicotrópicos y la terapia electroconvulsiva (TEC). También denuncian los efectos adversos de estos tratamientos, como los efectos secundarios de los fármacos y los daños neurológicos de la TEC. Muchos expacientes denuncian que sus experiencias con la Psiquiatría son comparables a las de los supervivientes del Holocausto.


Implicaciones y debates en la práctica psiquiátrica

El negacionismo de la enfermedad mental ha generado importantes debates dentro de la Psiquiatría y la salud mental en general, con consecuencias para la práctica clínica:


Cuestionamiento de los diagnósticos: la crítica a la validez de los diagnósticos psiquiátricos ha llevado a un mayor reconocimiento de la complejidad y la subjetividad de la experiencia de la salud mental. Esto ha dado lugar a un enfoque más centrado en la persona, que valora la narrativa y la experiencia individual. En lugar de buscar una etiqueta diagnóstica, se promueve una comprensión más holística de la persona y su contexto.


El enfoque en la recuperación: en lugar de buscar una "cura", muchos profesionales de la salud mental ahora se centran en el concepto de recuperación, que enfatiza el empoderamiento, la autodeterminación y la búsqueda de una vida significativa. El movimiento de supervivientes ha influido significativamente en este enfoque, promoviendo la idea de que las personas pueden vivir vidas plenas, incluso con dificultades de salud mental.


Importancia de la participación del paciente: el movimiento de supervivientes ha puesto de manifiesto la importancia de la participación de los pacientes en la planificación y la toma de decisiones sobre sus tratamientos. Se han creado iniciativas lideradas por los usuarios para mejorar la atención y la defensa de sus derechos. Los servicios de apoyo mutuo entre pares son una piedra angular en este proceso de empoderamiento.


Necesidad de tratamientos menos coercitivos: la crítica a la hospitalización involuntaria y a otros tratamientos coercitivos ha llevado a un mayor énfasis en la necesidad de alternativas voluntarias y centradas en la persona. Se promueven enfoques menos intrusivos y más respetuosos con la autonomía de los pacientes. El movimiento de supervivientes ha abogado por el derecho a rechazar tratamientos y promover alternativas al sistema convencional de salud mental.


La neurodiversidad como alternativa: el paradigma de la neurodiversidad plantea que ciertas diferencias neurológicas, como el autismo, no son enfermedades que hay que curar, sino variaciones naturales de la condición humana. En lugar de tratar de "normalizar" a las personas neurodivergentes, la neurodiversidad promueve la aceptación y el apoyo a sus diferencias. Judy Singer acuñó el término "neurodiversidad" en 1998. El movimiento por la neurodiversidad exige un cambio de paradigma hacia intervenciones que afirmen la neurodiversidad, y señalan que intentar ocultar las características autistas ("enmascaramiento") puede generar problemas de salud mental como ansiedad y depresión. La neurodiversidad es un marco paradigmático que afirma que las diferencias de pensamiento, sentimiento y comportamiento como autismo, el TDAH, dislexia o dispraxia no deben considerarse «trastornos mentales» con «déficits» inherentes, sino expresiones de la diversidad humana que hay que valorar y apoyar. La neurodiversidad se opone al capacitismo, que se refiere a la discriminación de las personas con discapacidad. El concepto de neurodiversidad ha generado debate entre las comunidades científicas y las personas autistas.


Críticas al negacionismo de la enfermedad mental

Es importante señalar que el negacionismo de la enfermedad mental también ha recibido críticas:


Riesgo de minimizar el sufrimiento: algunos críticos argumentan que negar la realidad de la enfermedad mental puede llevar a minimizar el sufrimiento de las personas que experimentan graves problemas psicológicos. Al negar la existencia de la enfermedad mental, se corre el riesgo de ignorar la necesidad de atención y apoyo de quienes sufren estos problemas.


Dificultades para acceder a tratamientos: el negacionismo puede obstaculizar el acceso a tratamientos efectivos y al apoyo necesario para aquellas personas que lo necesitan. Al negar la validez de los tratamientos psiquiátricos, se impide que las personas accedan a ellos cuando los necesitan.


Negación de la evidencia biológica: aunque los aspectos sociales son importantes, la investigación en Neurociencia ha demostrado que las enfermedades mentales tienen una base biológica, aunque esta no es totalmente comprendida. La investigación ha revelado alteraciones en la estructura y función del cerebro en personas con enfermedades mentales, lo que sugiere una base biológica para estas condiciones.


Necesidad de atención y apoyo: aunque se critica el modelo médico y la sobremedicación, muchas personas se benefician de los tratamientos psiquiátricos y los servicios de apoyo adecuados. Si bien es importante evitar la sobremedicación y el uso indiscriminado de tratamientos, es crucial reconocer que muchas personas encuentran alivio y mejoría en sus vidas gracias a estos servicios.


En resumen

El negacionismo de la enfermedad mental es un fenómeno complejo que ha desafiado las concepciones tradicionales de la Psiquiatría y ha dado voz a las personas que se han sentido supuestamente oprimidas por el sistema de salud mental. Ha llevado a los profesionales a replantear la forma en que entienden el sufrimiento psicológico, a enfocarse en la recuperación y a dar prioridad a la autonomía y la participación de los pacientes. Es importante reconocer la validez de algunas críticas que se han hecho a la Psiquiatría, sin caer en una negación simplista de la realidad del sufrimiento provocado por las enfermedades mentales, y la necesidad de atención y tratamiento.


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