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El concepto de Lesión Moral (Moral Injury) en la literatura científica (que no equivale al de Daño Moral de la jurisprudencia)

Grok
Grok

He encontrado en la literatura relacionada con el trauma el concepto de lesión moral. El término en inglés es Moral Injury que he traducido como lesión moral para no confundirlo con el término daño moral que tiene una larga tradición en la jurisprudencia española.


Resumen

Este ensayo explora de manera exhaustiva el concepto de moral injury (lesión moral) en la literatura científica anglosajona, analizando su evolución conceptual, sus manifestaciones clínicas y psicosociales, y las estrategias de intervención emergentes. Se diferencia la moral injury de constructos relacionados como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la angustia moral (moral distress) y el burnout, destacando su núcleo de culpa, vergüenza y auto-condena. El análisis se extiende más allá del ámbito militar original para abarcar poblaciones civiles, como el personal sanitario y de emergencias, identificando factores sistémicos y organizacionales como causas clave. Se examinan las consecuencias multifacéticas del fenómeno, desde el impacto psicológico y la ideación suicida hasta la disfunción social y el sufrimiento espiritual. Finalmente, se revisan las terapias especializadas y los enfoques holísticos, subrayando la importancia de la reparación moral y el crecimiento postraumático como pilares de la curación. Este informe demuestra que la moral injury es un constructo único y vital que requiere un abordaje distinto y contextualizado para mejorar la salud mental y el bienestar en diversas poblaciones.


Introducción

El concepto de moral injury (MI), o lesión moral, ha captado una atención significativa en el discurso académico y clínico durante las últimas dos décadas. Si bien inicialmente arraigado en las experiencias de veteranos militares, el término se ha expandido para describir el profundo sufrimiento psicológico, social y espiritual que resulta de eventos que violan las creencias y valores morales fundamentales de un individuo (Litz et al., 2009; Shay, 1994, 2002). Este informe proporciona una visión analítica del tema, sintetizando hallazgos clave de la literatura científica en inglés. Su objetivo es clarificar los fundamentos conceptuales de la MI, diferenciarla de constructos clínicos relacionados como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), y explorar sus manifestaciones, su alcance cada vez más amplio más allá de los contextos militares y los enfoques terapéuticos emergentes diseñados para facilitar la curación.


El propósito del informe es ir más allá de una definición simplista, ofreciendo una comprensión matizada de la MI como un fenómeno multifacético que es distinto del trauma tradicional. Se sostiene que la moral injury representa una herida en la conciencia y la identidad moral, y no solo una respuesta a una amenaza a la seguridad física (Fenton & Kelly, 2020; Griffin et al., 2019; Williamson et al., 2021). Esta distinción fundamental exige un enfoque adaptado para su estudio y tratamiento, un imperativo que este informe explorará en detalle a través de la síntesis de la investigación actual. La creciente aplicación de la MI al personal de salud (Maguen & Maguen, 2022; Scoglio et al., 2023), los socorristas (British Medical Association, 2021; Scoglio et al., 2023) y otras poblaciones civiles (Koenig, 2020) subraya su relevancia como una preocupación de salud pública que se extiende mucho más allá del campo de batalla. Además, aunque la MI a menudo co-ocurre con y puede exacerbar otros trastornos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la depresión, sus síntomas característicos de culpa, vergüenza y auto-condena la distinguen del miedo, el horror y la hipervigilancia centrales en los diagnósticos de trauma tradicionales (Griffin et al., 2019; Litz et al., 2009; Maguen & Maguen, 2022; Williamson et al., 2021).


Sección I: Los Fundamentos Conceptuales y la Evolución Histórica de la Moral Injury

La evolución del concepto de moral injury es un testimonio de la profundización de la comprensión clínica del trauma y sus consecuencias. Se originó en el trabajo de un psiquiatra con veteranos de guerra y ha crecido para convertirse en un constructo aplicable a una gama mucho más amplia de experiencias humanas.


Los Orígenes de Jonathan Shay

El término "moral injury" fue acuñado por el psiquiatra Jonathan Shay en su trabajo fundamental con veteranos de la Guerra de Vietnam (Shay, 1994, 2002). Su conceptualización inicial era precisa y se centraba en la idea de la traición. Para Shay, la moral injury estaba presente cuando existía "una traición a lo que es correcto" en la percepción del soldado, "por parte de alguien que ostenta una autoridad legítima, en una situación de alto riesgo" (Koenig, 2020; Shay, 1994). Este enfoque ponía en relieve la ruptura de la confianza y la violación del código ético de la comunidad militar. Shay también identificó la "auto-traición" como una fuente de MI, donde el individuo no actúa de acuerdo con su propio código moral, a menudo bajo coacción o en un contexto jerárquico (Shay, 1994).


La Conceptualización Moderna de Litz et al.

Brett Litz y sus colegas ampliaron el concepto de Shay en 2009, definiendo la MI como el resultado de "perpetrar, no poder prevenir o presenciar actos que transgreden creencias y expectativas morales profundamente arraigadas" (Litz et al., 2009; Maguen et al., 2020). Este marco introdujo la noción de un "evento potencialmente moralmente dañino" (PMIE, por sus siglas en inglés) (Shay, 1994, 2002), que engloba actos de comisión (hacer algo indebido), omisión (no poder prevenir algo indebido) y traición (Litz et al., 2009). El mecanismo central se describe como "la incapacidad para contextualizar o justificar las acciones personales... y la acomodación no exitosa de estas... experiencias en esquemas morales preexistentes" (Litz et al., 2009; Maguen et al., 2020). Esta definición, aunque todavía arraigada en el ámbito militar, permitió la aplicación del constructo a una variedad de situaciones traumáticas más allá del campo de batalla (Litz et al., 2009).


Debates y Evolución Reciente

La investigación actual ha continuado ampliando la definición de la moral injury para incluir no solo la perpetración y el testimonio, sino también la experiencia de ser una víctima (por ejemplo, agresión sexual), donde las creencias fundamentales sobre la bondad personal y un mundo injusto son violadas (Carey & Hodgson, 2018; Litz et al., 2022; Robbins & Goodman, 2024). En un desarrollo conceptual significativo, la literatura filosófica y psicológica más reciente está pasando de un marco centrado en el evento a un modelo "basado en la experiencia" (Robbins & Goodman, 2024). Este enfoque pone un mayor énfasis en la degradación de las relaciones y las "interrupciones significativas de la práctica moral", en lugar de un simple conflicto de creencias. Desde esta perspectiva, la moralidad se entiende no como una estructura de creencias fija, sino como una "práctica" de compromiso activo en el mundo cotidiano (Robbins & Goodman, 2024).


La evolución conceptual de la MI revela una transición crítica desde un enfoque en un evento puntual y de alto riesgo (Shay) a una comprensión más amplia y relacional (Litz y la investigación reciente). Esta transición refleja un entendimiento más profundo de que la MI no es simplemente una reacción a un acto impactante, sino una herida duradera en el sentido de uno mismo y la conexión con los demás. La conceptualización inicial de Shay sobre la traición militar destacaba el daño a la relación entre el soldado y el líder. El modelo de Litz amplió los eventos, pero el mecanismo psicológico central seguía siendo el conflicto interno de un individuo ("Hice algo malo"). Las críticas filosóficas y psicológicas más recientes sugieren que la MI se trata fundamentalmente de la "degradación de las relaciones relevantes" y las "interrupciones significativas de la práctica moral" (Robbins & Goodman, 2024). Esto implica que la herida no es solo "intrapsíquica", sino que tiene un componente socio-moral. Esto significa que el tratamiento efectivo no debe limitarse a abordar las cogniciones de un individuo, sino que también debe facilitar la reconstrucción de la confianza y los lazos sociales.


Sección II: La Moral Injury frente a Otros Constructos Clínicos y Psicosociales

Para comprender completamente el alcance de la moral injury, es esencial diferenciarla de otros constructos con los que a menudo se superpone, pero que no son idénticos. Esta diferenciación es crucial para el diagnóstico y la intervención.


Análisis Comparativo con el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)

Aunque la moral injury y el TEPT a menudo co-ocurren, tienen diferencias fundamentales. El TEPT se caracteriza principalmente por una amenaza a la seguridad física y genera emociones de miedo, horror e impotencia (Fenton & Kelly, 2020; Griffin et al., 2019; Williamson et al., 2021). En contraste, la MI se caracteriza por la violación de las creencias morales, con las emociones centrales de culpa, vergüenza y auto-condena (Griffin et al., 2019; Litz et al., 2009; Maguen & Maguen, 2022). La investigación ha demostrado que la presencia de la MI puede exacerbar los síntomas del TEPT, lo que conduce a una depresión más grave, una mayor probabilidad de ideación suicida y un mayor deterioro funcional en la vida cotidiana (Maguen & Maguen, 2022; Williamson et al., 2021).

A pesar de que los cambios en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) han ampliado la definición de trauma para incluir algunos PMIE (como los experimentados por operadores de drones que observan los efectos de sus ataques (Hodgson & Carey, 2018)), la investigación sugiere que la MI captura experiencias emocionales y funcionales únicas que no se explican completamente por un diagnóstico de TEPT (Hodgson & Carey, 2018; Litz et al., 2009). Por ejemplo, los síntomas de hipervigilancia y sobresalto fácil, característicos del TEPT, no suelen ser rasgos de la MI (Griffin et al., 2019). En cambio, la sensación de no merecer ser feliz o la necesidad de auto-castigarse son más específicas de la MI (Williamson et al., 2021).


Diferenciación de la Angustia Moral (Moral Distress) y el Burnout

La moral injury también debe distinguirse de la angustia moral y el burnout, fenómenos especialmente relevantes en profesiones como la atención médica y la respuesta a emergencias. La angustia moral se define como la incomodidad psicológica o frustración que se siente cuando uno sabe cuál es la acción éticamente correcta, pero se ve impedido de tomarla debido a restricciones institucionales (American Association of Critical-Care Nurses, n.d.; British Medical Association, 2021; Rozario, 2019). Se describe como una sensación aguda y situacional, una "muesca por debajo de la lesión moral" (British Medical Association, 2021; Cacchione, 2020). Por el contrario, la moral injury es la herida psicológica duradera y penetrante que resulta de una serie de eventos moralmente angustiantes o de una única y grave transgresión (British Medical Association, 2021; Cacchione, 2020). La distinción clave radica en la cronicidad y el daño duradero a la brújula moral de una persona.


El burnout es una reacción al "estrés laboral crónico" caracterizado por agotamiento, despersonalización y una sensación de desesperanza (Cacchione, 2020; Rozario, 2019). Aunque el burnout puede ser un síntoma de la angustia moral (Williamson et al., 2021), es un síndrome ocupacional más amplio, mientras que la MI es una herida específica a la integridad moral. La relación entre la angustia moral, el burnout y la moral injury en profesiones de alto riesgo puede entenderse como una cadena causal. La angustia moral no abordada, causada por problemas sistémicos como la falta de personal y un liderazgo deficiente, puede llevar al burnout crónico y, finalmente, a una moral injury completa. Un profesional de la salud que enfrenta dilemas éticos diarios debido a la escasez de recursos (angustia moral) puede desarrollar con el tiempo agotamiento emocional (burnout). Si el sistema falla consistentemente y el profesional se siente traicionado por los líderes de su organización, esta experiencia acumulada puede causar una herida permanente en su identidad moral ("Soy un mal médico porque no puedo salvar a todos mis pacientes"), lo que resulta en una moral injury. Esto significa que para abordar la MI se requiere no solo terapia individual, sino también reformas sistémicas y organizacionales para evitar que la angustia moral inicial se convierta en una herida más profunda.


Sección III. La expansión del fenómeno: poblaciones afectadas más allá del ámbito militar

El concepto de moral injury ha trascendido su contexto militar original, aplicándose con éxito a diversas poblaciones civiles, lo que subraya su relevancia universal para las profesiones de alto riesgo.


En el personal sanitario y de emergencias

La pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la prevalencia de la MI entre los trabajadores de la salud y los socorristas (Beadle et al., 2022; Maguen & Maguen, 2022; Scoglio et al., 2023). En estas poblaciones, la MI a menudo se origina en fallas organizacionales y sistémicas, y no solo en un único evento traumático (Beadle et al., 2022; Nelson et al., 2024; Scoglio et al., 2023). Los factores clave incluyen la escasez crónica de personal, la falta de recursos adecuados (como equipos de protección personal), la presión para tratar a un gran número de pacientes y la existencia de políticas organizacionales contradictorias (Beadle et al., 2022; Nelson et al., 2024; Scoglio et al., 2023; Williamson et al., 2021). Los profesionales de la salud pueden experimentar MI cuando se ven obligados a tomar decisiones de triaje de vida o muerte, presencian a pacientes morir solos o sienten que no pudieron salvar una vida a pesar de sus mejores esfuerzos (Maguen & Maguen, 2022; Cacchione, 2020).


En oros contextos civiles

El concepto se ha aplicado a una amplia gama de profesiones, incluyendo a agentes de la ley (Maguen & Maguen, 2022), operadores de drones (Hodgson & Carey, 2018), trabajadores sociales (Dombo et al., 2013) e incluso a aquellos en profesiones de "trabajo sucio" que la sociedad pasa por alto (Press, 2021). Estos contextos se caracterizan por situaciones de alto riesgo en las que los individuos se ven obligados a violar sus valores personales debido a limitaciones institucionales o presiones públicas (British Medical Association, 2021; Cacchione, 2020).


El papel de la "traición institucional"

La investigación demuestra que la traición percibida por parte de una institución es un predictor significativo de la MI y sus resultados negativos (Grant et al., 2025; Nelson et al., 2024; Williamson et al., 2021). Esto puede manifestarse en el apoyo inadecuado del ejército durante el proceso de baja (Grant et al., 2025) o en la falta de apoyo de los líderes a los profesionales de la salud (Nelson et al., 2024; Smigelsky et al., 2022). Esta "traición institucional" socava el sentido de pertenencia y confianza de un individuo, lo que provoca una disminución de la autoestima y el aislamiento social (Grant et al., 2025; Nelson et al., 2024; Williamson et al., 2021).


La literatura indica claramente que en los contextos civiles, la MI no es simplemente una herida psicológica individual, sino un síntoma de un sistema disfuncional o moralmente comprometido. El modelo tradicional de culpar al individuo por su angustia es inadecuado; los datos señalan una relación causal donde los factores organizacionales contribuyen directamente a la MI y la exacerban. Por ejemplo, la alta prevalencia de MI entre los trabajadores de la salud durante la pandemia no se debió a una repentina falta de resiliencia individual. En cambio, fue una consecuencia directa de factores laborales modificables, como la falta de apoyo, los recursos inadecuados y las políticas contradictorias (Nelson et al., 2024; Smigelsky et al., 2022). Esto re-conceptualiza la MI como un problema sistémico, un "problema perverso" (Rozario, 2019), lo que implica que las intervenciones a nivel individual (por ejemplo, talleres de mindfulness para empleados) son insuficientes. La verdadera prevención y mitigación requieren la rendición de cuentas institucional, la reforma de las políticas y la creación de entornos laborales que apoyen la moral (Nelson et al., 2024; Rozario, 2019; Smigelsky et al., 2022).


Sección IV: manifestaciones clínicas, psicosociales y espirituales de la Moral Injury

La moral injury tiene consecuencias multifacéticas que van más allá de los síntomas psicológicos, afectando los dominios social, conductual y espiritual de un individuo.


Consecuencias Psicológicas y Cognitivas

Las emociones distintivas de la MI son la culpa y la vergüenza (Griffin et al., 2019; Litz et al., 2009). La culpa se centra en el comportamiento ("Hice algo malo"), mientras que la vergüenza es una generalización sobre el yo ("Soy malo") (Griffin et al., 2019; Litz et al., 2009). Los profundos sentimientos de auto-reproche, odio contra sí mismo y falta de valía pueden llevar a comportamientos de auto-sabotaje, depresión y, en casos graves, ideación suicida y intentos de suicidio (British Medical Association, 2021; Litz et al., 2009; Williamson et al., 2021).


Manifestaciones sociales y de comportamiento

La MI a menudo conduce al aislamiento social y al distanciamiento de los seres queridos y las comunidades (British Medical Association, 2021; Litz et al., 2009; Williamson et al., 2021). Esto es impulsado por un sentimiento de no merecer amor o felicidad, o por la creencia de que uno no merece pertenecer (Fenton & Kelly, 2020; Williamson et al., 2021). La herida erosiona la confianza del individuo en sí mismo y en los demás, lo que puede llevar a una sensación de desilusión y a la ruptura de las relaciones interpersonales (British Medical Association, 2021; Litz et al., 2009; Williamson et al., 2021).


El Componente espiritual y existencial

Una de las características más singulares de la MI es que con frecuencia provoca una crisis espiritual, lo que lleva a las personas a cuestionar su fe, su relación con un ser superior o el significado y propósito de sus vidas (Koenig, 2020; Litz et al., 2009; Williamson et al., 2021). Esto se manifiesta como sentimientos de abandono divino y la percepción de vivir en un mundo injusto (Koenig, 2020; Koenig & Zaben, 2021; Williamson et al., 2021).


Mientras que el TEPT puede causar angustia emocional y problemas sociales, la literatura señala consistentemente el daño a la identidad central de una persona ("Soy malo") y el sufrimiento espiritual/existencial como aspectos singularmente centrales de la moral injury (Williamson et al., 2021). Una respuesta de trauma tradicional (TEPT) se centra en la seguridad, y el proceso de curación a menudo implica establecer un nuevo sentido de seguridad. Sin embargo, la respuesta de la MI es un desafío a la comprensión fundamental que una persona tiene de sí misma y del mundo (Williamson et al., 2021). El sufrimiento no proviene solo del recuerdo del evento, sino de la persona en la que uno se ha convertido como resultado de él (Williamson et al., 2021). Por lo tanto, las intervenciones deben ir más allá de la reducción de síntomas estándar y abordar las preguntas existenciales de identidad, propósito y reconciliación espiritual (Litz et al., 2009; Koenig, 2020; Williamson et al., 2021). Esta comprensión profunda de las manifestaciones de la MI informa la necesidad de enfoques más holísticos y multidisciplinarios que integren el cuidado espiritual como un pilar fundamental del tratamiento.


Sección V: abordajes terapéuticos y estrategias de curación


El panorama de las intervenciones para la moral injury está evolucionando, desde terapias adaptadas centradas en el trauma hasta modelos especializados y emergentes. La evidencia disponible sugiere que el perdón a uno mismo, la curación espiritual y el apoyo comunitario son cruciales para el proceso de recuperación.


Intervenciones de enfoque cognitivo-conductual adaptadas


  • Terapia de Procesamiento Cognitivo (CPT): Aunque no está diseñada específicamente para la MI, una CPT adaptada ha demostrado ser efectiva al ayudar a los pacientes a procesar las cogniciones desadaptativas relacionadas con el evento y aceptar la realidad de lo que ocurrió (Norman et al., 2022).

  • Reducción de Culpa Informada sobre el Trauma (TrIGR): Es una intervención manualizada basada en CBT que se enfoca específicamente en la culpa relacionada con el combate. Aborda errores cognitivos como el sesgo retrospectivo y la falta de justificación (Norman et al., 2022). Un ensayo de control aleatorizado mostró que TrIGR redujo significativamente la culpa, los síntomas de TEPT y la depresión en comparación con un grupo de control (Norman et al., 2022).

  • Impacto de la Matanza (IOK): Un módulo especializado de CBT para veteranos militares que se centra en el acto de matar y otras luchas morales. Enfatiza el auto-perdón, la reparación y la corrección de "cogniciones desadaptativas relacionadas con la matanza" (Maguen et al., 2017). Un ensayo clínico aleatorizado encontró que el grupo de IOK tuvo reducciones significativamente mayores en los síntomas de TEPT que el grupo de control en lista de espera (Maguen et al., 2017).


El papel crucial del perdón y la compasión

La literatura destaca consistentemente el auto-perdón, la aceptación y la autocompasión como elementos centrales para la curación de la MI (Fenton & Kelly, 2020; Koenig, 2020; Williamson et al., 2021). La incapacidad para perdonarse a uno mismo es una característica distintiva de la MI y a menudo conduce a comportamientos de auto-sabotaje, como no creerse digno de una relación o no merecer sentirse mejor (Litz et al., 2009; Williamson et al., 2021).


Intervenciones holísticas y de apoyo comunitario


  • Construcción de Fuerza Espiritual (BSS): Esta es una intervención grupal multidisciplinaria e integrada espiritualmente. Aprovecha la colaboración entre profesionales de la salud mental y capellanes. Los estudios han demostrado que BSS reduce los síntomas de TEPT y la angustia espiritual (ClinicalTrials.gov, 2024; Smigelsky et al., 2022).

  • Reapropiación de Experiencias y Pérdidas (REAL): Una terapia grupal orientada a la búsqueda de sentido, co-facilitada por un profesional de la salud mental y un capellán, diseñada para ayudar a las personas a "desatascarse" en su búsqueda de sentido después de un evento moralmente dañino (Smigelsky et al., 2022). El objetivo no es restaurar el antiguo sistema de significado, sino ayudar al individuo a forjar uno nuevo (Smigelsky et al., 2022).

  • Apoyo entre Pares: La importancia del apoyo de los pares y la curación comunitaria se menciona repetidamente en la literatura (Litz et al., 2009; British Medical Association, 2021). La MI, que a menudo surge del aislamiento, requiere un proceso de curación compartido dentro de una comunidad (Litz et al., 2009).


La investigación muestra un claro consenso de que las terapias de trauma estándar son a menudo insuficientes para la MI porque no abordan su núcleo moral, espiritual y relacional (Litz et al., 2009; Hodgson & Carey, 2018; Williamson et al., 2021). Esta limitación ha impulsado el desarrollo de intervenciones multidisciplinarias e integradas espiritualmente. La aparición de tratamientos como BSS y REAL, que incluyen capellanes junto con terapeutas (ClinicalTrials.gov, 2024; Smigelsky et al., 2022), es una respuesta directa a esta realización. Significa un cambio de paradigma en la salud mental, pasando de un modelo puramente médico a uno que reconoce y se involucra activamente con las dimensiones espirituales y existenciales del sufrimiento humano.


Sección VI. De la Moral Injury al crecimiento postraumático

A pesar de la gravedad de la moral injury, la literatura ha comenzado a explorar la posibilidad de una transformación positiva después de un evento moralmente dañino, un concepto conocido como Crecimiento Postraumático (Post-Traumatic Growth, PTG).


La paradoja de la Moral Injury y el PTG

La investigación destaca una paradoja: una herida en el núcleo moral de una persona puede, en algunos casos, servir como catalizador para el crecimiento personal (Litam & Balkin, 2021; Williamson et al., 2021). La carga de la moral injury sugiere que la persona posee valores fuertes y profundamente arraigados (Fenton & Kelly, 2020), los cuales, aunque desafiados, pueden convertirse en la base de una nueva identidad más sólida. El crecimiento que se produce es una forma de reparación moral, donde el individuo reconstruye su sentido de sí mismo y su relación con el mundo sobre una base nueva y más auténtica.


Factores que facilitan el crecimiento

El proceso de curación implica una profunda auto-reflexión, la búsqueda de significado y la reconexión con los valores fundamentales de uno (Fenton & Kelly, 2020; Cacchione, 2020; Morrill et al., 2008). Las terapias cognitivo-conductuales que enfatizan el auto-perdón y la autocompasión han demostrado fomentar el PTG en veteranos (Fenton & Kelly, 2020). La búsqueda de sentido, a menudo facilitada por intervenciones espirituales y comunitarias, es un mecanismo clave para transformar el dolor en un resultado positivo (Smigelsky et al., 2022).


La frase "la moral injury es un daño hecho al alma del individuo" (Litz et al., 2009; Scoglio et al., 2023; Nelson et al., 2024) resalta la profundidad de la herida. Por lo tanto, el proceso de curación es más que una simple reducción de síntomas; es una re-creación moral. Las terapias prometedoras (por ejemplo, REAL, BSS) no buscan borrar el evento, sino ayudar al individuo a integrarlo en una narrativa nueva y significativa. Esto eleva el objetivo terapéutico de la MI de un simple resultado clínico a un viaje de transformación personal y existencial.


Conclusión

Este informe ha analizado sistemáticamente la literatura científica sobre la moral injury, revelando un fenómeno clínico y psicosocial complejo y distinto. La conclusión principal es que la MI no es un simple subtipo de TEPT, sino un constructo único centrado en las violaciones de la integridad moral, con un núcleo emocional específico de culpa y vergüenza. Su evolución desde un concepto centrado en el ámbito militar a uno aplicable a diversas poblaciones civiles, particularmente en profesiones con dilemas éticos de alto riesgo, subraya su vital relevancia para la salud pública.


Los puntos clave de este post son los siguientes:


  1. El marco conceptual de la MI se ha ampliado para incluir no solo los actos de transgresión individual, sino también las fallas institucionales y sistémicas, con la traición emergiendo como un factor causal clave.

  2. La MI tiene síntomas y consecuencias distintivos, en particular el daño a la confianza, las relaciones sociales y la identidad espiritual, que no se abordan completamente con otros diagnósticos.

  3. El panorama terapéutico está evolucionando, con intervenciones prometedoras que van más allá de los tratamientos de trauma tradicionales para adoptar enfoques holísticos, multidisciplinarios y orientados a la búsqueda de sentido que priorizan la reparación y la reconstrucción moral.

  4. El potencial de crecimiento postraumático sugiere que el camino hacia la curación de la MI es un viaje de profunda transformación moral, donde la herida misma puede convertirse en un catalizador para el crecimiento personal y existencial.


La investigación futura debe centrarse en el desarrollo de herramientas de evaluación estandarizadas y en la validación de la eficacia de estas terapias emergentes a través de estudios más grandes y metodológicamente rigurosos. Además, el enfoque en la traición institucional destaca la necesidad urgente de cambios organizacionales y de políticas destinados a prevenir la MI en su origen. Reconocer y abordar el "daño hecho al alma" (Litz et al., 2009; Scoglio et al., 2023; Nelson et al., 2024) no es solo una búsqueda académica, sino un imperativo moral para promover el bienestar de los individuos y la salud de nuestras comunidades.


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