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El sesgo de los informes periciales psiquiátricos

Dall-E
Dall-E

Este artículo (texto completo) trae una revisión interesante sobre los sesgos que pueden tener los informes periciales psiquiátricos:


Buongiorno, L., F. Mele, G. Petroni, A. Margari, F. Carabellese, R. Catanesi, and G. Mandarelli. “Cognitive Biases in Forensic Psychiatry: A Scoping Review.” International Journal of Law and Psychiatry 101, no. 102083 (March 5, 2025): 102083. https://doi.org/10.1016/j.ijlp.2025.102083.


El artículo es una investigación detallada sobre la presencia y el impacto de los sesgos cognitivos dentro del ámbito crucial de la Psiquiatría Forense, que desempeña un papel fundamental en los contextos legales, abarcando desde investigaciones criminales hasta procedimientos civiles y testimoniales. Sin embargo, el artículo subraya la susceptibilidad de esta disciplina a los sesgos cognitivos, los cuales pueden comprometer la precisión y la objetividad de las evaluaciones realizadas por los expertos.


Para abordar esta problemática, los autores llevaron a cabo una revisión de alcance siguiendo la metodología establecida por Arksey y O’Malley. Este enfoque metodológico permitió realizar una búsqueda exhaustiva en cinco bases de datos académicas hasta octubre de 2024: PubMed, Scopus, Taylor & Francis y PsycINFO. La estrategia de búsqueda se basó en una combinación de términos relevantes relacionados con sesgos cognitivos, contextos legales y psiquiatría. Tras un riguroso proceso de selección, que incluyó la eliminación de duplicados y la evaluación de títulos, resúmenes y textos completos por dos revisores independientes (un psiquiatra forense y un patólogo forense con experiencia en psiquiatría forense), se identificaron 24 estudios que cumplieron con los criterios de inclusión. El acuerdo entre los revisores fue alto, con un coeficiente Kappa de Cohen de 0.852.


El análisis de estos 24 estudios reveló la identificación de diez sesgos cognitivos distintos que se manifiestan en la práctica de la Psiquiatría Forense. La frecuencia con la que se discutieron estos sesgos varió, siendo los más prominentes el sesgo de género (29.2 %), el sesgo de lealtad (20.8 %) y el sesgo de confirmación (20.8 %). Otros sesgos identificados, aunque con menor frecuencia de discusión, incluyeron el sesgo de retrospectiva, el sesgo cultural, el sesgo emocional, el punto ciego del sesgo, el sesgo temporal, el sesgo de contratransferencia, el sesgo de disponibilidad, el sesgo de endogrupo y el sesgo racial. La mayoría de los estudios analizados se centraron en contextos penales, con una representación significativamente menor de investigaciones en el ámbito civil. Geográficamente, la investigación se concentró principalmente en Estados Unidos y Europa.


La discusión del artículo profundiza en la naturaleza y las implicaciones de estos sesgos. El estudio más antiguo incluido en la revisión data de 1989 y exploró cómo el sesgo de "lado de retención" (un precursor del sesgo de lealtad) podía influir en el testimonio de profesionales de la salud mental en procedimientos legales adversariales. El sesgo de lealtad, también denominado sesgo de "alianza adversaria", ocurre cuando las opiniones o conclusiones de los expertos se ven influenciadas involuntariamente por su lealtad a la parte que los ha contratado, lo que puede socavar la neutralidad esencial en su rol. Varios estudios dentro de la revisión investigaron este sesgo, demostrando cómo los expertos alineados con la acusación tienden a asignar puntuaciones de riesgo más altas en comparación con aquellos contratados por la defensa.


Sin embargo, el sesgo más frecuentemente estudiado en esta revisión fue el sesgo de género. Este sesgo abarca una variedad de creencias o prejuicios estereotipados sobre individuos basados en su género. La investigación en este ámbito ha revelado tendencias preocupantes. Por ejemplo, un estudio sueco de 2008 encontró que se consideraba más probable que las perpetradoras femeninas fueran legalmente inimputables en comparación con los perpetradores masculinos, a pesar de la presentación de información idéntica del caso. Otro estudio sueco de 2017 no encontró diferencias de género en el diagnóstico de trastornos mentales graves, pero sí observó que las mujeres con discapacidad intelectual eran percibidas como más peligrosas socialmente. Además, un análisis retrospectivo danés de 2022 indicó que las mujeres infractoras tenían 2.5 veces más probabilidades de recibir recomendaciones de tratamiento, especialmente para delitos menores. Estas disparidades pueden reflejar estereotipos culturales que tienden a ver a las mujeres como víctimas en lugar de agresoras. Una revisión conceptual del Reino Unido en 2023 también destacó cómo las mujeres violentas son objeto de estereotipos, lo que lleva al subdiagnóstico del trastorno de personalidad antisocial y al sobrediagnóstico de enfermedades mentales. Un análisis histórico de informes forenses suecos de la década de 1930 reveló descripciones moralmente cargadas de mujeres, a menudo etiquetadas como "emocionalmente inestables" o "histéricas", lo que subraya la influencia de los sesgos culturales y morales en las evaluaciones forenses históricas.


El sesgo de confirmación, definido como la tendencia a buscar evidencia que confirme las hipótesis actuales en lugar de evidencia que pueda refutarlas, también se identificó como una distorsión cognitiva significativa en las evaluaciones forenses. Este sesgo puede afianzar aún más los juicios erróneos cuando los evaluadores se centran selectivamente en la información que se alinea con sus nociones preconcebidas.


El sesgo de retrospectiva, la tendencia a exagerar la capacidad de predecir la inevitabilidad de un resultado después de que este ocurre, fue explorado en cuatro de los estudios incluidos. Un estudio original de 2007 encontró que los psiquiatras informados de un resultado adverso (suicidio de un paciente) evaluaron el riesgo de suicidio como significativamente mayor que el grupo no informado. Curiosamente, los psiquiatras forenses parecieron menos susceptibles a este sesgo que los psiquiatras generales. Sin embargo, una investigación posterior indicó que los psiquiatras forenses más jóvenes eran más influenciados por el conocimiento del resultado en comparación con sus colegas más experimentados.


Los sesgos culturales, que abarcan problemas de racismo y malentendidos culturales, fueron abordados en cuatro estudios. Se observó, por ejemplo, que los pacientes caucásicos eran diagnosticados con mayor frecuencia con trastorno de personalidad antisocial que los pacientes afrocaribeños. Además, los síntomas psicóticos en individuos no blancos a menudo se interpretan erróneamente como simulación, lo que subraya la necesidad de principios culturalmente informados para tener en cuenta las diversas expresiones de psicosis.


El punto ciego del sesgo, definido como la tendencia a identificar sesgos en los juicios y comportamientos de otros mientras se falla en ver esos mismos sesgos en el propio pensamiento, fue destacado como un desafío significativo. Un estudio de 2018 resaltó la prevalencia del punto ciego del sesgo entre los psiquiatras forenses, y se observó que los profesionales más experimentados mostraban mayor dificultad para reconocer sus propios sesgos.


Un sesgo cognitivo intrigante que afecta la práctica psiquiátrica forense es el sesgo temporal, donde existe una tendencia a alinear las evaluaciones forenses con la situación clínica actual del paciente, incluso en casos donde las evaluaciones deberían centrarse en el estado mental del individuo en el momento del delito. Este sesgo puede socavar la naturaleza retrospectiva de las evaluaciones forenses diseñadas para establecer la responsabilidad penal y la peligrosidad tal como eran en el momento del delito.


Además, los sesgos emocionales, incluyendo la contratransferencia y el trauma vicario, pueden influir sutilmente en las evaluaciones forenses. Las experiencias personales y las reacciones emocionales pueden afectar las entrevistas, la formulación de hallazgos y las dinámicas de las situaciones adversariales, amenazando la objetividad requerida.

En cuanto a las estrategias de mitigación de sesgos, la revisión identificó que las metodologías estructuradas y la técnica de "considerar lo contrario" fueron las más positivamente evaluadas y ampliamente discutidas. La técnica de "considerar lo contrario" anima a los evaluadores a desafiar activamente sus suposiciones iniciales, fomentando evaluaciones más equilibradas y objetivas. Las metodologías estructuradas, aunque con algunas limitaciones, han demostrado ser efectivas para mitigar el sesgo al estandarizar los procesos de evaluación. Por el contrario, la autoconciencia fue criticada por su limitada efectividad en la reducción de sesgos. Se mencionan herramientas emergentes como la inteligencia artificial como posibles soluciones, pero se enfatiza la necesidad de salvaguardias éticas robustas para evitar la perpetuación de sesgos sistémicos.

El artículo también reconoce varias limitaciones de la revisión, incluyendo la restricción de la búsqueda a documentos en alfabeto romano, la exclusión de literatura gris y la falta de evaluación de la calidad de los estudios incluidos. Por lo tanto, se considera que la revisión de alcance es ilustrativa más que definitiva.


En conclusión, esta revisión de alcance subraya la naturaleza emergente e incompleta de la investigación sobre sesgos en la psiquiatría forense. Se identificaron solo diez sesgos específicos, y existe una brecha significativa en la comprensión de cómo los sesgos cognitivos, emocionales y sistémicos impactan las etapas críticas de las evaluaciones forenses, especialmente en contextos menos representados como los casos civiles o aquellos relacionados con las víctimas. Dada la profunda influencia de estas evaluaciones en los individuos y la sociedad, se enfatiza la necesidad de priorizar estudios empíricos rigurosos que exploren la prevalencia, los mecanismos y la mitigación de estos sesgos. Se sugieren pasos inmediatos hacia la mejora, como la transparencia en los procedimientos de evaluación, las entrevistas semiestructuradas y la integración de metodologías basadas en evidencia. Estrategias prometedoras como "considerar lo contrario" y una aproximación cautelosa a las nuevas tecnologías ofrecen vías para mejorar la calidad y la fiabilidad de las decisiones psiquiátricas forenses.

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