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Humanismo versus buenismo en la atención en salud mental



Imagen: Cuadro de Joaquín Sorolla titulado "El Padre Jofré defendiendo a un loco" (Wikipedia)


El término humanización se está imponiendo con fuerza en el ámbito sanitario, y ha entrado claramente en el terreno político. Por otro lado, también se utiliza el término buenismo, aunque en menor medida. Por ello me parece interesante distinguir estos dos conceptos.


Concepto de buenismo

El "buenismo" es un término utilizado en el discurso contemporáneo, principalmente en España y en otros países de habla hispana, que se refiere a una actitud o tendencia a asumir una posición moralmente superior, mostrando una excesiva o ingenua bondad hacia los demás, sin considerar las complejidades o consecuencias negativas de dicha actitud. Este concepto se ha discutido ampliamente en contextos políticos, sociales y culturales, y es objeto de críticas y elogios, dependiendo de la perspectiva del observador.


El término "buenismo" parece derivar de la palabra "bueno" y el sufijo "-ismo", que implica una doctrina o sistema de práctica. Aunque el uso del término no es nuevo, ha ganado popularidad en los últimos años como crítica a ciertas políticas sociales o decisiones que son vistas como excesivamente idealistas o poco pragmáticas. En muchos casos, el buenismo se asocia con una visión utópica que ignora las realidades prácticas o los desafíos inherentes a la situación en cuestión.


Críticas al Buenismo

Las críticas al buenismo a menudo se centran en la idea de que es una forma de moralidad superficial que evita enfrentar problemas más profundos o difíciles. Por ejemplo, en el contexto de la política migratoria, los críticos del buenismo argumentan que adoptar una postura abiertamente acogedora sin restricciones puede no tener en cuenta los problemas asociados con la integración, la capacidad de los servicios públicos para manejar un gran número de llegadas, o las preocupaciones de seguridad.


En el ámbito de la ayuda internacional, el buenismo puede ser criticado por promover soluciones de ayuda que son más sentimentales que efectivas, ignorando las dinámicas de poder locales o perpetuando la dependencia en lugar de fomentar la autosuficiencia.


Defensa del Buenismo

Por otro lado, los defensores del buenismo a menudo argumentan que criticar este enfoque como ingenuo o impracticable ignora su valor fundamental y la importancia de aspirar a ideales elevados. En su perspectiva, el buenismo representa una compasión y empatía que son esenciales para abordar y resolver problemas humanitarios y sociales. Desde esta visión, el buenismo se ve como un contrapeso necesario al cinismo o al pragmatismo extremo que puede ser indiferente al sufrimiento humano.


Al analizar el buenismo y el humanismo en el contexto de la atención en salud mental, es importante destacar cómo cada uno de estos enfoques influye en las prácticas, políticas y ética dentro de este campo. Aunque ambos términos pueden parecer similares en que ambos promueven el bienestar y la empatía hacia los demás, sus aplicaciones y filosofías subyacentes presentan diferencias significativas en el contexto de la atención en salud mental.


Humanismo

El humanismo, en cambio, es una filosofía y movimiento intelectual que pone al ser humano en el centro de su consideración. Promueve la dignidad, el valor y el potencial humano y se basa en la razón, la ética y la justicia como principios para el progreso y bienestar humano. Las características clave del humanismo incluyen:


  1. Énfasis en la Razón y la Ética: El humanismo valora la razón, la evidencia empírica y un enfoque ético racional para abordar los problemas humanos y sociales.

  2. Promoción de la Autonomía Individual: Promueve el desarrollo de la autonomía individual, la auto-realización y el respeto por los derechos humanos, destacando la importancia de la libertad personal dentro de un marco de responsabilidad social.

  3. Respeto por la Diversidad y la Tolerancia: Fomenta el respeto por la diversidad cultural y religiosa y la tolerancia hacia las diferencias, argumentando que la diversidad es una fuente de riqueza y no un problema a ser resuelto.


Buenismo versus humanismo

Mientras que el buenismo puede ser visto como una actitud o enfoque que se esfuerza por ser moralmente correcto o superior, muchas veces sin considerar plenamente las realidades pragmáticas o las consecuencias de sus acciones, el humanismo es una perspectiva más profunda y fundamentada que busca entender la condición humana y mejorar la vida a través de principios racionales y éticos.


  • Practicidad vs. Idealización: El humanismo busca soluciones basadas en la razón y la evidencia, mientras que el buenismo puede adoptar enfoques más idealizados basados principalmente en el deseo de hacer el bien.

  • Profundidad Filosófica: El humanismo tiene profundas raíces filosóficas que han influido en numerosos aspectos de la cultura occidental y global, desde las artes hasta la ciencia y la política. El buenismo, por otro lado, es más un término de crítica contemporánea sin un cuerpo filosófico estructurado detrás.


Buenismo en la Atención en Salud Mental

El buenismo, en el contexto de la salud mental, puede manifestarse como un deseo de ser incondicionalmente compasivo y positivo hacia los pacientes, independientemente de las circunstancias reales y a veces en detrimento del manejo efectivo del caso. Aquí algunas características y consecuencias del buenismo en este ámbito:


  1. Idealización de la Compasión: El buenismo puede llevar a los profesionales de la salud mental a priorizar una percepción de bondad y empatía por encima de intervenciones más estructuradas y basadas en evidencia. Esto puede resultar en evitar tomar decisiones difíciles o en no abordar comportamientos destructivos del paciente de manera efectiva por temor a ser percibidos como poco compasivos.

  2. Efectos en la Terapia: En la terapia, un enfoque demasiado inclinado hacia el buenismo puede impedir que se explore el dolor emocional más profundo o se confronten las realidades difíciles que los pacientes necesitan enfrentar para sanar, ya que el terapeuta puede preferir mantener una atmósfera siempre positiva y reconfortante.

  3. Riesgos de Dependencia: Promover un enfoque excesivamente protector puede llevar a la dependencia del paciente hacia el terapeuta o la institución, limitando su autonomía y capacidad para manejar desafíos por sí mismos.

Humanismo en la Atención en Salud Mental

El humanismo, por otro lado, enfatiza la importancia de ver al paciente como un ser completo, con derechos y potencialidades, y promueve un tratamiento que se base en el respeto, la dignidad y la promoción de la autonomía. Sus características incluyen:


  1. Centrado en la Persona: El enfoque humanista en salud mental pone al paciente en el centro del proceso terapéutico. Reconoce la individualidad del paciente y busca fomentar su crecimiento personal y autoconocimiento a través de métodos que consideran sus experiencias, contexto y deseos personales.

  2. Énfasis en la Autonomía: Contrario al buenismo, el humanismo promueve la autonomía y el empoderamiento del paciente. Se anima a los pacientes a desarrollar habilidades para manejar sus propias vidas y desafíos de manera independiente, reconociendo sus capacidades y fortalezas.

  3. Intervenciones Basadas en la Evidencia: Mientras mantiene un alto grado de empatía, el enfoque humanista también se apoya en técnicas terapéuticas validadas científicamente y adaptadas a las necesidades individuales del paciente, buscando el equilibrio entre el soporte emocional y las intervenciones prácticas.


¿Políticas humanistas o buenistas en salud mental?

En la actualidad estamos viendo cómo hay un debate, condicionado ideológicamente, entre un colectivo de profesionales de salud mental que considero más proclive al buenismo, por un lado, y aquellos que tienen un enfoque más humanista.


He empezado este artículo con una imagen del Padre Juan Gilaberto Jofré, que fue un fraile mercedario valenciano cuya tarea principal en el siglo XV fue el rescate de cristianos cautivos en territorio musulmán. Realizó múltiples misiones de rescate de cristianos cautivos de los musulmanes, como era propio de los frailes mercedarios, lo que les daba probablemente la ocasión de ver cómo se trataba a las personas que sufrían trastornos mentales en el mundo islámico. (La sociedad araboislámica de la península ibérica de la Edad Media destacaba por el cuidado asistencial al paciente psiquiátrico). Pero fue a su regreso a Valencia, después de presenciar el maltrato que se le daba a un loco en la calle, cuando Jofré fundó un hospicio para enfermos mentales denominado de los Santos Mártires Inocentes, en el año 1409, con el objeto de recoger a los pobres "dementes y expósitos".


El padre Jofré fue un humanista que dio soluciones reales y eficaces a un problema de su época: el abandono de los enfermos mentales en las calles.

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