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El grave déficit de psiquiatras en España



Cada día surgen noticias preocupantes en toda España respecto a la falta de profesionales sanitarios en general, y de médicos en particular. Empiezan a aparecer informaciones en las que se describe cómo las consejerías de sanidad de las diferentes comunidades autónomas compiten entre ellas por contratar a los profesionales. En Atención Primaria la situación es tan grave que en la Comunidad de Madrid se ha creado un protocolo que define cómo tienen que actuar los equipos de atención primaria cuando no haya ningún médico presente (por vacaciones, enfermedad, etc).


En el caso de la Psiquiatría, la situación también es muy complicada. Hace un año la Sociedad Española de Psiquiatría Legal analizó el problema en un informe en su web, y se reflejaba un panorama bastante preocupante. El 20% de los psiquiatras en 2018 tenían más de sesenta años, y ahora viene un aluvión de jubilaciones. Los egresados del MIR no van a compensar el gran número de vacantes que se van a producir. Y la situación se agravará cuando estemos un año sin egresados MIR, por el paso del periodo MIR de cuatro a cinco años. El propio Ministerio de Sanidad reconoce en un informe que en Psiquiatría hay un déficit de profesionales superior al 10%. Es decir, al menos una de cada diez plazas de psiquiatra está sin cubrir.


Cualquiera puede revisar las ofertas de trabajo para psiquiatras que hay en los portales de empleo (Linkedin, Infojobs, Sociedad Española de Psiquiatría, Indeed, o en Google. Y las plazas disponibles son muchas más, ya que sigue habiendo un extraño pudor en las gerencias de los hospitales públicos a anunciar sus ofertas de empleo en portales privados. Todavía no existe un sistema centralizado donde se puedan consultar todas las ofertas de empleo público.


En algunas comunidades ya están adoptando incentivos para retener a sus profesionales. Por ejemplo, Castilla - La Mancha anuncia que a todos los MIR que terminan la especialidad les van a ofrecer un contrato de cuatro años. Es de esperar que otras comunidades entren en esta misma dinámica de competencia por contratar profesionales, si no lo han hecho ya.


¿Cómo se ha llegado a esta situación?


En un interesante reportaje de Marzo de 2021 se entrevista a varios médicos españoles que han emigrado. Y en todos ellos encontramos el mismo relato. En el Norte de Europa se ofrecen mejores condiciones económicas y calidad de vida, mientras que en España hay una contínua precariedad laboral en la que muchos médicos pueden estar durante más de 20 años.


Posiblemente, ha habido un antes y un después de la Gran Recesión de 2008. En estos años hubo un grave déficit que obligó a los gobiernos a hacer recortes en salarios, y los contratos laborales se volvieron cada vez más precarios. Muchos médicos trabajaban con contratos de guardias (un contrato de 18 horas de trabajo, que empieza a las tres de la tarde y termina a las nueve de la mañana del día siguiente). Otros tenían contratos temporales que se renovaban mes a mes, o cada tres meses. Y luego estaban los que vivían con becas de investigación con sueldos miserables. Los médicos jóvenes estaban en una situación “suplicante” de trabajo, se cogía lo que fuera, y donde fuera. Los gerentes de los hospitales tenían donde elegir. Esto hizo que miles de médicos españoles emigraran a países que les podían ofrecer sueldos dignos y estabilidad laboral con la que poder desarrollar un proyecto de vida (familia, hijos, hipoteca, etc).


Las bolsas de empleo se fueron vaciando, y llegó un momento en que ya no se encontraba gente a quien contratar. Y los pocos que había se podían permitir el lujo de elegir entre varias opciones. Esto ha provocado que aumente la movilidad laboral, en una búsqueda constante de un mejor puesto. Ahora es frecuente que en un centro de salud mental un mismo paciente en dos años haya sido visto por tres, cuatro, o cinco psiquiatras. Esto nunca había ocurrido.


Hay comunidades como Castilla León, Castilla La Mancha, Extremadura o Andalucía, con extensas zonas rurales, que están teniendo dificultades en conseguir que sus egresados MIR se queden en la comunidad. La mayoría busca mejores oportunidades, y vivir y trabajar en una gran ciudad. Esto provoca que las comunidades no se sientan incentivadas a sacar más plazas MIR ¿para qué, si luego se van?


Hay otro factor que ha cambiado. Los médicos especialistas jóvenes están ahora dispuestos a moverse mucho más que antes, dentro de España y de Europa. Tienen una gran formación, hablan idiomas, y se mueven por el mundo con soltura. Mientras en España hay comunidades como Baleares que ponderan exageradamente hablar catalán, por encima de otros méritos. Otras comunidades con gobiernos nacionalistas (País Vasco) han apartado el requisito del idioma, y han hecho contrataciones masivas de enfermeras en Castilla León. Ahora sabemos que no hablar euskera ya no es un problema en el País Vasco para trabajar como sanitario.


En los grandes hospitales públicos de Madrid alrededor del 50% de los médicos son interinos. Es decir, no saben si continuarán trabajando en su hospital, o no, cuando se resuelvan los concursos que se han convocado en masa recientemente. Y mucha gente lleva así más de 20 años. Es impresentable que muchos compañeros estén en esta situación.


Si no hay psiquiatras suficientes ¿qué hacer?


En España hay un acceso a la especialización que es justo, mediante una prueba objetiva. Esto hace que algunos médicos europeos intenten acceder en igualdad de condiciones con los médicos españoles, aunque no son muchos.


En un interesante informe del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada encontramos datos que reflejan el gran interés que tienen los médicos de Sudamérica en acceder al sistema MIR español. Analizando los datos de la convocatoria MIR 2021-22, encontramos que del total de 13.059 solicitudes admitidas, 9.667 (el 67,02%) procedían de España, le siguen los países de América con 2.671 solicitudes (el 18,52), a continuación, los aspirantes admitidos del resto de la CEE con 487 (el 3,38%), le sigue el resto de Europa con 94 (el 0,65%), Asia con 79 (el 0,55%), África con 38 (el 0,26%) y el resto con 23 admitidos (el 0,16%). Es decir, el 18,5% de los aspirantes al MIR proceden de Sudamérica.

Sin embargo, el Ministerio de Sanidad tiene un sistema de cupo por el que el número de aspirantes de países de la UE que no tienen permiso de trabajo que pueden acceder es limitado. En la última convocatoria fue de 327 (4% de las plazas ofertadas). El cupo se agotó en el número de orden 6.246.


De cualquier forma, sea un médico español o extranjero quien ocupe una plaza MIR, al final lo que importa es el número de plazas disponibles, y las condiciones en que se encuentra el egresado del MIR al terminar, que hagan que le resulte atractivo quedarse a trabajar en España.


En el sector público la ley de la oferta y la demanda puede funcionar hasta cierto punto. Los sueldos del personal estatutario están regulados legalmente, y los gerentes, y consejeros de sanidad, tampoco pueden añadir muchos incentivos económicos. Además en un entorno económico adverso como el actual no hay muchas posibilidades de subir los sueldos a los empleados públicos.


Aunque hay otras soluciones que podrían adoptar los gobiernos. En Estados Unidos, desde hace décadas hay zonas rurales en las que los médicos no quieren trabajar. Para cubrir estos puestos han creado visados de trabajo para los “foreign medical graduates” que quieren quedarse a trabajar en el país al terminar la residencia. En estos visados el permiso de trabajo está condicionado a que trabajen un determinado número de años en estas zonas de difícil cobertura. No sería raro que en España se termine aplicando un modelo similar.


Hacia un sistema dual (especialistas vía MIR y homologados no MIR)


Otra posibilidad es que las comisiones de las especialidades médicas empiecen a “aflojar la mano” en los requisitos para reconocer los títulos otorgados fuera de la Unión Europea. En la prensa médica ya aparecen “globos sonda” tanteando el terreno. Hace diez días salió la noticia en la que la Dirección General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad había decidido acelerar el proceso de tramitación de homologaciones en cinco especialidades con un grave déficit de profesionales: Familia, Anestesiología, Psiquiatría, Radiodiagnóstico y Medicina del Trabajo.


Esta es la salida más probable que adopte el Ministerio ante la falta de interés de las consejerías de sanidad autonómicas en aumentar las plazas MIR. Según la memoria de impacto normativo de Psiquiatría infantil formar a un MIR en en Psiquiatría cuesta más de 300.000 Euros. ¿Para qué gastar ese dinero si nos lo ahorramos homologando títulos?


Por ello, el escenario más probable en los próximos 5-10 años es que vayamos a un sistema dual en el que habrá un colectivo de psiquiatras (idem en otras especialidades) formados vía MIR, y otro de aquellos que se han formado en un país de fuera de la UE, pero que tienen su título homologado en España (y suponemos que con validez para el resto de la Unión Europea).


De cualquier manera, si vuelve la precariedad de hace unos años los profesionales se terminarán marchando a Europa en busca de mejores condiciones.


Desde el punto de vista sanitario España es el país que rentabiliza mejor su gasto sanitario. Aunque el porcentaje sobre el PIB es sensiblemente menor que en países de su entorno, los indicadores de salud y la calidad de atención sanitaria son sorprendentemente buenos. Y esto es debido a que los gobiernos autonómicos han sabido explotar a los médicos (y a otros profesionales sanitarios) con sueldos escasos, y encima dando las gracias por darles trabajo. Veremos si volvemos a esta dinámica o no.


La sociedad no es consciente del gran esfuerzo que supone tener una especialidad médica: entras en la facultad con una media de sobresaliente alto, seis años estudiando con gran intensidad, cuatro o cinco años del MIR, con cinco guardias al mes y hasta siete en vacaciones. Terminas la especialidad con 28 o 29 años y ¿qué te ofrecen? Antes todo era precario, ahora no.


Los residentes y adjuntos jóvenes deberían estar pendientes de lo que está pasando en el Ministerio. Su reivindicación lógica tendría que ser que aumenten plazas MIR. Aunque, como ahora estamos en época de vacas gordas en cuanto a ofertas de trabajo, no parece que les preocupe mucho.


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